De los pies solemos acordarnos cuando nos duelen, cuando los vemos muy secos o solamente cuando los enseñamos en épocas de calor. De las manos intentamos cuidar nuestras uñas, pero por lo general nunca les damos tantos cuidados como al resto del cuerpo.
Pies: las cremas para los pies suelen ser mucho más espesas que las de manos y se colocan a la noche, después de una buena exfoliación o lavado con la tradicional piedra pómez. Una forma de potenciar la acción del producto es envolver tus pies con medias de algodón para generar calor y un ambiente húmedo que favorezca la absorción.
Manos: las manos son una carta de presentación y el principal instrumento de contacto con el exterior. Siempre están expuestas y son lo primero que denota el paso del tiempo. Además de hidratarlas todas las noches, es bueno que uses crema durante el día, cada vez que lo recuerdes, prestando atención a la zona de las cutículas para que no se resequen y endurezcan.
Cada tanto usá un jabón exfoliante y en los días de sol intenso también aplicales protector solar para evitar la formación de manchas.
Codos, rodillas y talones: para esas partes que suelen estar más resecas, usá una crema especialmente diseñada para esas zonas, que generalmente son más untuosas y concentradas. Lo primordial es que recuerdes hacerlo todos los días.
Y siempre recordá que conseguir un adecuado nivel de hidratación en toda la piel, también debemos hidratar el organismo consumiendo alimentos ricos en agua como frutas y verduras y beber al día no menos de un litro y medio de agua pura.
Fuente: elpatagonico.com